
Qué difícil escuchar el «te lo dije» que te seguía desde hace varios platos de perdices atrás. Darle la espalda a tus propias alas y encontrarte con la soga al cuello, eso sí, ahora sin temerla.
No somos más que una exposición con una parte oculta que viene con la letra pequeña, unos zapatos desgastados que no se terminan de romper. Somos lo que soñamos cuando hay tormenta, lo que no contamos cuando el sol amenaza.
Solo despejamos la mitad de las verdades, no vaya a ser que nos quememos. Esperamos a que alguien llegue a quitarnos la piedra de delante sin saber que la hemos acabado poniendo nosotros, buscando una solución a lo que en realidad no queremos que se arregle. A veces, preferimos las piezas rotas para fabricar lo que buscamos. A veces, necesitamos ahogarnos para volver a respirar con fuerza.
Cogemos aire y volvemos a caer. He perdido la cuenta.
Y vendrá el otoño, como siempre, a deshojarnos antes de convertirnos en llamas.
Muy bonito!. Saludos.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Nunca dejamos de deshojarnos, nunca dejamos de preguntarnos. Caemos a veces sin querer y otras queriendo, unas veces nos levantamos rápidamente, otras solo buscamos unas manos que nos levanten… Somos imprevisibles y desconocidos para nosotros mismos, ausentes de la vida y al mismo tiempo aferrándonos a ella.
Una buena reflexión, Elena. Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
No voy a decir nada, soy un fan tuyo y podría verse como una opinión no muy imparcial.
Gracias por escribir.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Hola, Elena me agradan tus escritos y soy fan de todos ellos.
Me gustaría que pudieras colaborar conmigo, actualmente acabo de migrar mi blog a: https://letrascuanticas.com
Échale un vistazo, espero que sea de tu agrado, sería un placer contar con tu colaboración o algo similar.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Buena imagen final. Abrazo
Me gustaLe gusta a 1 persona