
Hemos cambiado de estación sin bajarnos del tren.
No preguntes dónde vamos,
los frenos no funcionan.
No pude ir y después volver,
no pude dejarte ser un marco más en el salón.
Cambiamos de lluvia y nunca de paraguas
dejando que se muevan los guiones,
sin darnos cuenta de que pierden el color
cada vez que llega una voz rota,
sin darnos cuenta de que estamos al borde
de un precipicio al que hemos llamado hogar.
Ya es un hábito quemarnos con el hielo.
A ratos le damos la vuelta a la tierra
y nos terminamos llenando de barro.
A ratos flotamos sin ningún salvavidas.
A ratos nos encontramos.
A ratos, solo hay ratos.
Maravilloso,como todos tus escritos
Me gustaLe gusta a 1 persona
Historia de la vida de todos en algún momento. Bonito y certero. Un abrazo
Me gustaLe gusta a 1 persona
Hace tiempo que no leía tus poemas Elena, felicidades, son excelsos
Me gustaLe gusta a 1 persona